Saltar al contenido

La escasez de lluvia y los ciclos de sequía se pueden volver insostenibles

22 febrero 2016

De todos es sabido que la escasez de lluvia, como te puedes imaginar, supone uno de los elementos que más estamos notando del cambio climático. Sin embargo, en el día de hoy, vamos a ver cuáles pueden ser las consecuencias en un lugar tan concreto como puede ser la cuenca mediterránea.

La cuenca mediterránea. Una de las grandes perjudicadas

A pesar de que el cambio climático es una realidad, hay que decir que en la cuenca mediterránea se dan una serie de circunstancias realmente particulares que, seguramente, no se den en otros puntos del planeta. Y es que, a los efectos ya sabidos de la escasez de lluvia y al aumento de las temperaturas, lo que provoca largos periodos de sequía, hay que decir, para ser honestos, que la mano del hombre también juega un papel fundamental. De hecho, es precisamente la gestión que hace el hombre del agua, lo que no le permite a este punto concreto de la Tierra tener una situación saneada y sostenible en ese sentido.

La escasez de lluvia 2

Consecuencias de la escasez de lluvia

La escasez de lluvia qué duda cabe, puede acarrear consigo una larga lista de consecuencias, todas ellas por cierto, desfavorables de un modo u otro para el ser humano. Unas consecuencias que quedan patentes y perfectamente reflejadas en el informe del Observatorio de la Sostenibilidad.

La primera consecuencia que tiene el hecho de que llueva poco es la falta de recursos para mantener la rica biodiversidad que tiene la cuenca mediterránea. De hecho, no son pocas las especies, tanto animales como vegetales, las que tienen que enfrentarse con suerte dispar a condiciones climáticas muy duras debido a este fenómeno que estamos comentando en el día de hoy.

Asimismo, hay que hablar del ciclo hidrológico, el cual, se está viendo afectado. Un ciclo que siempre, de un modo o de otro, ha contado con una serie de constantes vitales muy definidas y marcadas pero que a día de hoy tiene continuos altibajos que no permite de ninguna de las maneras mantenerlo, con lo que ello implica para algunas superficies muy concretas como la cumbre de algunas montañas de la cuenca bañada por el Mar Mediterráneo.

Para terminar, y esto es algo más obvio, con el paso de los años, el nivel económico de aquellas zonas, y por lo tanto de aquellas personas, que se dedican a la agricultura, va a ir bajando de manera progresiva. La falta de precipitaciones, unido al hecho de que no son pocas las regiones mediterráneas que no administran bien sus recursos hidrográficos, hace que todo sea un cóctel explosivo, insostenible, que de al traste con una actividad milenaria que el hombre parece empeñado en dilapidar.