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Entramos en el verano. ¿Que sabes sobre la protección de los rayos ultravioleta?

1 junio 2012


El sol es imprescindible para la vida y produce efectos muy beneficiosos para nuestro organismo, desde luego en su justa medida, porque si se toma en exceso o menos de lo necesario, el efecto puede ser negativo. Al tratarse de una exposición a la radiación solar ultravioleta, hay que saber que otros factores intervienen como es lógico; todo depende, de cuanto se toma, en que lugar y la protección que tiene nuestra piel, de lo contrario el efecto puede llegar a ser grave.

La radiación ultravioleta (UV) se puede clasificar en tres tipos: UVA, UVB y UVC

Hay que señalar que las radiaciones UVA, actúan oxidando la melanina (pigmento que da color a la piel) que existe en la piel, provocando lo que se denomina «bronceado directo», que tiene la característica de desaparecer muy rápidamente. Las radiaciones UVB, actúan sobre las células productoras de melanina (melanocitos), activando su producción y oxidándola, provocando el denominado «bronceado indirecto o duradero». Y la la radiación UV-C (la más perjudicial para la vida) no llega a la tierra ¿…? al ser absorbida por el oxígeno y el ozono de la atmósfera.



Al disminuir la capa de ozono (cosa que esta ocurriendo) los rayos solares (UVB / UVA) son más dañinos que antes, por lo que debemos protegernos si queremos evitar el envejecimiento prematuro de la piel o un posible cáncer.

Las pieles claras, casi pálidas, fueron el ideal de belleza en épocas pasadas, cuando los rostros bronceados por el sol eran un estigma de las clases sociales bajas, que trabajaban al aire libre. Pero con la llegada del siglo XX y los locos años 20, el bronceado pasó a ser un signo de distinción de la clase burguesa, que disponía de tiempo de ocio para broncearse.

 

Desde entonces, el estar bronceado es síntoma de buena salud y belleza. Sin embargo, con la progresiva destrucción de la capa de ozono, los rayos ultravioleta (UV) del sol actúan sobre la piel;  los dermatólogos insisten en que el bronceado es el resultado del daño que sufre la piel cuando es atacada por los rayos UV y ésta se protege produciendo más pigmentación o melanina.

Los amantes de la playa que se fían demasiado del aspecto bronceado y jovial del verano deberían tomar nota de que la mayoría de los bloqueadores solares no cumplen su promesa de proteger contra los perjudiciales rayos ultravioleta. Podemos acudir además a otro tipo de bronceadores, los caseros, muy utilizados desde siempre, aquellos que nuestras madres y abuelas tanto utilizaron. Algunos de ellos formados por aceite de oliva y limón, aunque no es muy recomendable por los médicos debido a su nula protección contra los rayos UVA. Ningún protector es perfecto, pero son la mejor herramienta que tenemos.

Para que los bloqueadores solares (fotoprotectores) sean efectivos, hay que seguir las siguientes pautas de los dermatologos para que sean efectivos:

 1.- Utiliza protectores solares adecuados a tus características físicas (fototipo), y que contengan filtros frente a los rayos UVA y UVB.

2.- Usa la cantidad suficiente, cubriendo toda la superficie corporal. No olvides zonas como las orejas o el cuero cabelludo en el caso de los niños pequeños y calvicie.

3.- Aplica los productos siempre con la piel seca. Si la piel está mojada, las gotas funcionan como una lupa y aumentan el riesgo de que se produzcan quemaduras.

4.- Realiza la primera aplicación al menos 30 minutos antes de exponerte al sol.

5.- Durante la exposición solar debes volver a aplicarte bloqueador (fotoprotector) después de cada baño prolongado (más de 20 minutos) o cada dos horas. Además, es conveniente usar bloqueadores resistentes al agua.