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A causa de las protestas internacionales por la captura de ballenas, los nipones finalizan con menor índice de capturas

6 abril 2013

Frente a las protestas internacionales por la captura de ballenas, los pescadores nipones concluyeron la actual temporada en el océano Antártico con el menor índice histórico desde 1987, informó hoy el Ministerio de Agricultura y Pesca. La fuente atribuyó el declive a las acciones de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) contra la captura de esos cetáceos.

El año 1987 correspondió a la primera temporada de caza efectuada por Japón con declarados fines científicos.Las fuentes significan que en esta temporada capturaron 103 ballenas rorcual (o minke), menos de la mitad que en 2012, mientras que no logró capturar ningún espécimen de ballena “fin”, o de aleta, sobre todo debido a las acciones de la asociación conservacionista estadounidense Sea Shepherd, informó la agencia.

Japón estableció de manera previa una cuota para este año por encima de los mil rorcuales pequeños o rorcuales regulares.Por su parte, la ONG Sea Shepherd reseñó que 75 animales fueron capturados durante la temporada que duro 48 días de noviembre a marzo.

El ministro japonés de agricultura y pesca, Yoshimasa Hayashi, señaló a la agencia Kyodo que esa organización saboteó las jornadas, fueron interrumpidos durante la actual campaña hasta en cuatro ocasiones por las embarcaciones de Sea Shepherd, confirmó la Agencia nipona de Pesca, en alusión a un choque entre un ballenero nipón y una embarcación ecologista.

En este sentido, a finales de febrero, la Agencia de Pesca denunció que tres barcos de Sea Shepherd se acercaron al ballenero “Nisshin maru”, que con sus 8.030 toneladas es el buque de bandera de la flota, y que dos de ellos golpearon en diversas ocasiones a este navío y a otro que le suministraba combustible.

Hayashi adelantó que, para la próxima temporada de caza de ballenas, Japón buscará “más ayuda de otros países para poder llevar a cabo la investigación de ballenas de manera apropiada”Para los japoneses, dichas capturas constituyen un elemento cultural y de tradición histórica, mientras a los cetáceos cada año crecen en los planes de protección animal del planeta, debido a su posible extinción.