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Aspectos a tener en cuenta durante los vuelos en avión y el submarinismo

26 abril 2017
submarinismo

El Dr. Carcela Fuentes nos facilita una serie de datos sobre los vuelos y el submarinismo

Todos los amantes del buceo hemos pensado alguna vez en viajar a los lugares más espectaculares del planeta para realizar una inmersión, pero si queremos viajar a destinos para practicar submarinismo, hay un factor a tener muy en cuenta para evitar sobresaltos desagradables: La relación entre el vuelo y el buceo.

Por ello hemos contado con la inestimable colaboración del Dr. Manuel Carcela Fuentes –Medicina Subacuática e Hiperbárica- quien nos facilita una serie de datos a tener en cuenta durante el viaje de ida a nuestro soñado destino y al regreso, con el fin de evitar sorpresas desagradables que puedan repercutir negativamente en el buceador:

Durante el ascenso y descenso de un avión a todos o casi todos nos ocurre que sentimos el cambio de presión en los oídos, algo lógico puesto que conforme asciende el avión va disminuyendo la presión atmosférica y viceversa. El motivo es sencillo: la presión de cabina no mantiene una presurización correcta. Las cabinas no están presurizadas a nivel del mar, sino en torno a los 2.438 metros, que es límite que marca la FAR25, debido a las características del fuselaje, ahorro de combustible,…

¿Qué puede llegar a ocurrir durante un vuelo?

Los cambios de presión y un incorrecto equilibrado nos puede provocar un disbarismo o barotrauma durante el vuelo, que se verá acrecentado cuando nos sumerjamos al llegar a nuestro destino y dar lugar o potenciar un “Barotrauma ORL postinmersión”, como consecuencia de habernos hecho daño durante el vuelo.

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Fuente: spofiaholic

De eso vamos a hablar hoy, de las alteraciones que podemos sufrir durante un vuelo y repercutir negativamente en nuestras soñadas vacaciones de submarinismo e incluso impedirnos bucear de forma correcta o potenciar la aparición de un “Barotrauma postinmersión”, como consecuencia de habernos hecho daño en el avión.

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Por tanto debemos tener cuidado y prevenir estas situaciones si somos portadores de alguna patología que pueda agravarse por los cambios de presión de la aeronave y dar lugar a los que se conoce como AEROTITIS.

Por ejemplo:

Obstrucción del conducto auditivo externo por tapones de cerumen impactado, tapones protectores u otitis externas, lesiones congénitas o adquiridas de la trompa de Eustaquio que la estrechan, o las que producen mala ventilación como el tabique nasal desviado, poliposis nasosinusal, hipertrofia de cornetes, de amígdalas palatinas, faríngeas y tejido linfoide peritubárico, boca seca, procesos inflamatorios catarrales o rinitis alérgica y faringe que congestionan la vecindad del orificio faríngeo de la trompa de Eustaquio,…

También os tengo que comentar, que hay personas sin problemas tubáricos que pueden tener problemas debido a que la calidad de presurización de la aeronave no es la correcta, no manteniendo una adecuada presión en el interior de la nave. Quedarse dormido en los vuelos durante el descenso, donde se producen variaciones de presión muy rápidas, con gradientes de presión altos, nos va a impedir compensar sino nos damos cuenta… ¿Os ha ocurrido esto alguna vez?

Voy a explicar detalladamente lo que ocurre en un vuelo y creo que entenderéis y sacareis las conclusiones adecuadas. Además voy a facilitar unas sencillas medidas de prevención.

Lo que te ocurre durante un vuelo en un avión comercial, es muy parecido a los cambios de presión en el submarinismo: Ley de Boyle – Mariotte y su repercusión en los oídos, los cuales podemos considerar como un hueco en nuestro cráneo, en comunicación con el exterior a través de la rinofaringe por medio de la Trompa de Eustaquio, la cual es fundamental para drenar secreciones y equilibrar presiones entre otras funciones.

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Fuente: klmblog

Durante el ascenso, si éste es rápido y/o el interior de la cabina no está bien presurizado, debido a que los turbocargadores no regulan la presión dentro de la nave de forma adecuada, desde el despegue hasta el aterrizaje, se producirá una sobrepresión dentro de la caja timpánica, que provocará un abombamiento de la membrana timpánica hacia el exterior, que a su vez es lo que producirá la sensación de tener el “oído ocupado o de plenitud”…es decir, podemos hablar de un barotrauma, que en general es leve o pasajero. Lo normal, es que el la Trompa de Eustaquio abra para equilibrar presiones de forma voluntaria (se notará un chasquido) y la membrana timpánica volverá a su posición inicial, desapareciendo la sensación de plenitud. Todo esto se irá repitiendo mientras el avión ascienda, hasta lograr su altura de vuelo: cuanto más asciende, más irá disminuyendo la presión atmosférica. No obstante la presión de la nave por mucho suele ser la del nivel del mar o como mucho la equivalente a 1500 – 2.438 metros de altitud.

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Lo que debemos tener en cuenta, es que la Trompa de Eustaquio, ya puede haber quedado dañada o ligeramente inflamada durante el vuelo de ida a nuestro destino

Pero amigos, ¡¡no somos turistas normales, que nos vamos a ver museos, la ciudad, … nos vamos a bucear!!; es decir añadimos “leña al fuego”, donde los cambios de presión se duplican en los diez primeros metros , pasando de 1 ATA a 2 ATA, con los correspondientes cambios de volumen.

Lo que va a ocurrir a continuación, nos lo podemos ir imaginando. Al oído / Trompa de Eustaquio “tocada” durante el vuelo, le metemos de golpe y porrazo más de 2 ATA de presión en menos un minuto, pudiendo presentar entonces un BAROTRAUMA postinmersión de menor o mayor importancia.

La primera medida de prevención que debemos poner en práctica en los vuelos, es ir haciendo maniobras que abran la trompa y “vaciar la presión del oído”: deglutir, masticar chicle, bostezar o abrir la boca con el fin de mover los músculos periestafilinos para que tiren del paladar y de la Trompa de Eustaquio, no quedarse dormido en el ascenso, para poder hacer estas maniobras de forma voluntaria. En el ascenso del avión NO deben hacerse maniobra de Valsalva, ya que empeorará la situación. Aquí en todo caso si la trompa no abre de forma voluntaria, que sería lo normal y fisiológico, lo que hay que hacer es la Maniobra de Toynbee, que es la que usamos en las cámaras de descompresión, con el fin de eliminar el exceso de presión en el oído medio: nariz pinzada, boca cerrada y se hace la acción de deglutir o tragar saliva.

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Durante el DESCENSO del avión es seguramente donde más peligro corremos de sufrir algún daño, ya que el cambio de presión es más brusco y se requieren “maniobras activas de apertura” (como ocurre en el submarinismo). Al descender el avión la dificultad para la entrada de aire es mayor. Ya no es una acción pasiva per se de la Trompa de Eustaquio, que abre sola. Aquí, al igual que en el submarinismo, hay que forzar la apertura de las Trompas con la maniobra de Valsalva o similares. En caso de fallar y al ser la presión en el exterior mayor que en la caja timpánica, la membrana timpánica se “hundirá ésta vez hacia dentro” y de nuevo tendremos la trompa dañada, edematizada e inflamada, en caso de no haber podido compensar adecuadamente (igual que cuando buceamos).

Volvemos a lo mismo de antes, es decir, cerramos el círculo: al día siguiente nos vamos a bucear y como tenemos las Trompas de Eustaquio dañadas del vuelo, lo que va a ocurrir es que nos las podemos dañar todavía más aún si cabe, ya que no nos ha dado tiempo a que se recupere el edema o proceso inflamatorio durante el vuelo. “ES DECIR ESTAREMOS BUCEANDO CON UN BAROTRAUMA PREVIO, LA TUBARITIS –inflamación de la trompa de Eustaquio- Y EL TÍMPANO HUNDIDO”, PRODUCIDO DURANTE EL VUELO, AL QUEDAR AIRE EXPANDIDO Y ATRAPADO EN EL INTERIOR DE LA CAJA TIMPÁNICA…POR LO TANTO “EMPEORANDO LA LESIÓN” que nos hicimos durante el vuelo.

La verdad es que esto puede ser un problema para las personas susceptibles a los cambios de presión en las aeronaves. Las medidas de prevención en el descenso serán iguales, con una excepción: tragar, bostezar, mover los músculos periestafilinos y aquí SI que hay que hacer una “Maniobra de Valsalva”. Es fundamental NO quedarse dormido en el descenso para poder hacer las maniobras de forma voluntaria y activamente.

¿Qué otros problemas pueden surgir durante el vuelo y que pueda afectar a un buceador?

La presión barométrica a nivel del mar es de 760 mm Hg; eso se corresponde con una Presión arterial de oxigeno de 98 mm Hg y una saturación de hemoglobina arterial del 99%…

¿Qué pasa entonces?…Pues que a 2.438 metros, la presión barométrica es de 565 mm Hg o lo que es lo mismo, como si estuviésemos respirando oxígeno al 15% y por tanto una Presión arterial de oxigeno de 55 mm Hg, con una saturación de hemoglobina del 90%.

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Fuente: diveinpataya

Hasta aquí, todo va bien “para una persona de a pie”, pero para los buceadores que han estado 7 -10 días “buceando a tope”, ya la cosa cambia, pues además de todo esto a 2.440 metros, el volumen de un gas aumenta un 37%, lo que dará lugar a otalgias, barotraumatismos leves, lesiones pulmonares en caso de ser portador de una bulla e incluso una sobresaturación de tejidos del nitrógeno que hay en nuestro organismo, pudiendo dar lugar a la aparición de síntomas de Enfermedad Descompresiva durante el vuelo.

¿Qué hacer en ese caso?: Respirar oxígeno al 100% normobárico y nada más aterrizar, acudir al médico hiperbárico de vuestra zona, para proceder al estudio oportuno y tratamiento en cámara hiperbárica si se confirman síntomas de enfermedad descompresiva.

Luego, habrá que estudiar con tranquilidad, posibles factores que hayan propiciado la aparición de síntomas de ED durante el vuelo, pero eso ya, es otro tema.

La mejor manera de prevenir estos posibles efectos o posibles síntomas de Enfermedad Descompresiva durante el regreso de nuestras vacaciones de submarinismo es NO bucear 24 horas antes de coger el vuelo de regreso, dada la saturación de nitrógeno en nuestros tejidos, potenciada por las inmersiones sucesivas en esa semana que hemos realizado.

Espero que todas estas recomendaciones hayan sido de vuestro interés y os sirva para prevenir lesiones durante el vuelo que puedan arruinar nuestras deseadas vacaciones de submarinismo.

Las recomendaciones médicas tienen un carácter meramente informativo, sin que en ningún caso, pueda derivarse efecto jurídico vinculante alguno.

Más información en: http://www.buceoreconocimientosmedicos.com