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Problemática en el Mediterráneo por las nuevas especies invasivas provenientes del Canal de Suez

18 octubre 2016

Los científicos advierten que la continua expansión del Canal de Suez hace que el Mediterráneo corra el riesgo de sufrir graves daños en sus formas de vida marina y su  actividad económica.

En 2015 se inauguró en Egipto un segundo «carril» para el Canal de Suez, y se amplió el canal existente, lo que llevó a los científicos al temor que un mayor número de especies no autóctonas puedan entrar en el Mediterráneo y poner en peligro el ecosistema nativo.

Bella Galil, una biólogo marino en el Instituto Nacional de Oceanografía de Israel apunta que «la ampliación del canal incrementará el número de especies invasoras desde el Mar Rojo lo cual amplia los efectos nocivos sobre la estructura y funcionamiento del ecosistema de todo el mar Mediterráneo».

Galil y diez y siete de sus colegas aceptan que la expansión seguirá adelante a pesar de sus preocupaciones, y reconocen que los ingresos de un canal ampliado van a provocar Egipto un impulso económico muy necesario.

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Pero piden Egipto que para lleven a cabo una evaluación de impacto para determinar la huella ambiental del proyecto y poner en marcha las medidas preventivas para mitigar el trasiego de especies que pueden ser peligrosas y el aumento de la salinidad en ciertas partes de la canal.

De las 700 especies no autóctonas en el Mediterráneo, alrededor de 350 han entrado por el canal de Suez desde su construcción en el siglo 19. Algunas de estas especies «son nocivas, tóxicos o venenosos y representan una amenaza clara para la salud humana».

Una de las especies más destructivas que han entrado por el Canal de Suez es el pez globo, un pez no nativo que contiene productos químicos tóxicos que ha causado que varias personas tuvieran que ser hospitalizadas en el Mediterráneo oriental en los últimos 10 años. (Te recomendamos nuestro artículo sobre la reacción de España ante la proliferación del pez globo en sus costas…)

Hay dos tipos de peces conejo (siganos) herbívoros que han destruido grandes extensiones de bosques de algas submarinas en el Mediterráneo oriental, después de migrar a través del Canal de Suez en las últimas décadas.

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Tal vez el recién llegado más peligroso es la medusa nómada, o Rhopilema nomadica. Antes se encontraba en aguas tropicales pero la medusa nómada invadió el Mediterráneo a través del Canal de Suez en la década de los 1970.

Ahora sus enormes «enjambres», que pueden medir decenas de kilómetros de ancho, con frecuencia hacen imposible la pesca comercial y en ocasiones han cerrado las playas turísticas que bordean el Mediterráneo durante varios días.

Los daños de estas intrusiones, no son solamente sobre las otras especies autóctonas, sino que también existe una amenaza a la vida humana, turismo, agricultura y pesca.

Este año, los investigadores de la Universidad de East Anglia estima que las medusas que han atravesado el Canal de Suez han supuesto una pérdida para los pescadores del mar Adriático norte, que es sólo una pequeña parte del Mediterráneo, de unos 8,2 millones de euros.

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Los 18 científicos han pedido a los firmantes de la Convención de Diversidad Biológica, una promesa mediante las Naciones Unidas para la conservación de los ecosistemas del mundo y para presionar Egipto para que lleve a cabo una evaluación de impacto sobre los efectos ambientales de la expansión del canal.

La construcción de la variante, conocida como el «nuevo canal de Suez» por parte del gobierno egipcio, se inauguró en agosto de 2015. Esto permite que el tráfico bidireccional de 45 millas de longitud y de 120 millas del canal, creando espacio para más barcos, y potencialmente más ingresos para Egipto con problemas de liquidez.

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La crítica del proyecto es visto en el país como antipatriotismo y algunos periódicos locales lo calificaron como «proyecto del siglo» y lo comparaban el ataque sorpresa de Egipto a Israel en 1973, para ellos uno de los mejores momentos de la historia moderna de Egipto.

Sin embargo, ha sido criticado por miles de vecinos cuyas viviendas han sido destruidas por las obras de construcción.

Las autoridades del Canal de Suez de momento no han hecho ningún movimiento para paliar este problema, aunque se espera que debido a la presión internacional, tomen cartas en el asunto.