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Oceana advierte de un etiquetado fraudulento en los productos pesqueros que consumimos

13 septiembre 2016

Sabemos de sobra que hay muchas personas, empresas e industrias que no hacen las cosas como se debería hacer, e incluso, pasamos por alto algún que otro pequeño fraude por que, bueno, nadie es perfecto. Pero…¿que pasa cuando ese fraude es a nivel global y puede incluso suponer un peligro para nuestra salud? ¿A que ya no lo pasamos por alto? Pues Oceana ha publicado recientemente un informe en el que da la alarma sobre un fraude a nivel global con el etiquetado de los productos pesqueros que comemos día a día.

El informe de Oceana indica que, tras analizar 25000 muestras, uno de cada cinco ejemplares estaba etiquetado fraudulentamente. Así, a bote pronto, parece insignificante, pero pensemos un momento…si comemos, imaginemos, cinco raciones de productos pesqueros a la semana, pues al menos en una de esas raciones nos estaremos comiendo algo que no es lo que creemos que nos estamos comiendo. Asusta, ¿eh? que mal rollo, ¿verdad?… Pues sí.

Este fraude alimentario se extiende por todo nuestro querido y castigado planeta, de hecho, esta organización repasó y analizó cerca de 200 estudios de más de 50 países diferentes.

¿Por qué digo “etiquetado fraudulento” en lugar de “etiquetado erróneo”? Pues la respuesta es muy simple y seguro que no os sorprende, este etiquetado se da para evitar los controles sanitarios. Hay ciertas especies de marisco y pescado, como el atún, que contienen más toxinas que otras especies, lo que deriva en controles sanitarios más específicos y exhaustivos. Si resulta que el producto está mal etiquetado, las autoridades competentes no realizan los controles pertinentes para determinar si lotes son aptos para el consumo humano y cuales no, así en el caso de que no sea apto, la empresa de turno no pierde dinero al desechar el producto. ¿Porque si detectan el mal etiquetado no le realizan los controles y lo venden igualmente? Gran pregunta…

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Todo esto, además de estar pescándose especies que no se debería y alterar el delicado sistema ecológico y las cadenas alimenticias marinas, puede llegar a perjudicarnos personalmente, puesto que nos podemos llegar a comer un producto pesquero que contenga toxinas u otros elementos perjudiciales para nuestra salud. Una prueba de lo que digo es que el informe indica que entre el 30 y el 58% de los productos pesqueros fraudulentos de Estados Unidos, eran especies marinas que pueden ser perjudiciales para la salud humana. Como es el caso de dos restaurantes californianos que servían sushi de carne de ballena haciéndola pasar por atún rojo, la carne de ballena es considerada perjudicial por la gran cantidad de metales pesados que contiene.

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Otro ejemplo, Oceana indica en su informe que en Italia, el 82% de las muestras analizadas de pez espada, mero, y perca, estaban mal etiquetadas, y cerca de la mitad de estas muestras eran lo que no deberían ser, es decir, que estaban vendiendo el pescado que no era, sustituyendo el pescado que tú crees que estas comprando por especies dañinas para la salud.

El norte de Europa tampoco está exento, ya que el 98% de los 69 platos de atún rojo que se servían en los restaurantes belgas, pues…de atún digamos que solo tienen el nombre.

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España tampoco se libra, un estudio de la Universidad CEU San Pablo reveló que cerca del 32.5% del bonito del norte que se vende congelado en los supermercados no es auténtico, siendo sustituido por especies de menor valor comercial, las cuales son vendidas a precio de bonito del norte -muy listos los empresarios ¿verdad?-  Además, Oceana añade que, en España, cerca del 5% del pescado, tanto fresco como congelado, está mal etiquetado, sobretodo el atún.

El informe de Oceana también indica que el 40% de la merluza vendida en España y Grecia, es fraudulenta en cuanto a su procedencia. Es decir, se vende indicando que la pieza procede de Europa o America, cuando en realidad es pescada en las maltratadas aguas africanas.

¿Como podemos estar seguros de lo que compramos? El informe recomienda que en el caso de tener dudas preguntemos al vendedor la procedencia del producto, y que si no nos convence que no lo compremos o consumamos, sobretodo por nuestra salud.

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Aparte de estos nefastos datos, el informe alaba los avances que ha tenido la Unión Europea, en cuanto a ponerle freno a la pesca ilegal y mejorar la transparencia en la cadena de suministros, y aunque los datos que os hemos dicho antes asustan, el fraude en el etiquetado ha descendido del 23% en 2011 al 8% en 2015. Así que poco a poco esperemos que al menos este fraude desaparezca.