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[lang_es]Chuny. Patrón de patrones en la Volvo Ocean Race[/lang_es]

31 diciembre 2008

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Copyright Volvo Ocean Race

Impresionante la entrevista a este gallego del cual nos une mí amistad con su hermano ya desde aquellos tiempos en la universidad de ingeniería naval y oceánica en Galicia.

De patronear un Snipe en la Ria de A Coruña hace unas decadas a volar con una VOR 70 por los oceános.

Enhorabuena Chuny por lo que has conseguido y feliz 2009.

Ahora os paso a hacer eco de la entrevista que le han hecho desde la pagina oficial de la regata oceánica.

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Fuente: Volvo Ocean Race

Roberto Bermúdez de Castro es uno de los mejores regatistas oceánicos en este país, junto con Juan Vila, Pepe Ribes y Guillermo Altadill. Representa una nueva generación de patrones oceánicos cuando no ha llegado a cumplir los 40. Chuny, como coloquialmente se le conoce, nos muestra su lado más humilde, cuando ha sido llamado a formar parte del grupo de los pocos privilegiados con funciones de patrón en la regata oceánica más al límite de todas las existentes, la Volvo Ocean Race. En esta ocasión, es Chuny en estado puro.

¿Qué fue lo primero que se te paso por la cabeza cuando te llamaron del Delta Lloyd?

Acepté al minuto, principalmente porque me apetecía volver a navegar la Volvo Ocean Race y porque podía ayudar al equipo Delta Lloyd.

Me sentí orgulloso, por supuesto. Que te llamen para ser patrón de un equipo de la Volvo Ocean Race no es algo que pase todos los días, y de verdad que agradezco la confianza que han depositado en mí. Mi labor aquí se puede definir en pocas palabras: ayudar para intentar subir el nivel del equipo. Para mí es un reto y un orgullo.

Nunca antes habías desempeñado labores de máximo responsable en un Volvo Open 70. ¿Te das cuenta de la responsabilidad que eso supone?

La labor de patrón es algo que exige mucha responsabilidad, y soy consciente de la que mi puesto conlleva. Tengo la experiencia de haber navegado en esta regata tres veces, no como patrón, pero si como tripulante y más tarde como Jefe de Guardia, y eso es algo muy positivo. Soy consciente de lo que tienes que gestionar como skipper, porque lo he visto antes y además he tenido la suerte de tener en esta regata muy buenos patrones, lo que me ha dado la oportunidad de aprender mucho.

De todos ellos he aprendido mucho. El hecho de haber sido Jefe de Guardia en otros equipos me ha ayudado mucho a entender las necesidades generales, los protocolos, y lo que se espera de un patrón.

¿Te da tiempo a disfrutar de la regata en sí como lo hacías antes de tener tanta responsabilidad?

La verdad es que si que he disfrutado de la navegación oceánica y de la competición… Aunque después de haber hecho esta etapa, creo que no volveré a hacer otra Volvo Ocean Race si no es como patrón -bromea el gallego-.

He disfrutado de cada uno de los momentos de la etapa, los buenos y los malos, de las alegrías y de las frustraciones, pero la verdad es que en el Delta Lloyd me lo han puesto fácil, con todo el apoyo que he recibido y la ilusión de cada uno de los miembros del equipo.

¿Qué diferencia hay entre el Chuny del Galicia Pescanova y el Chuny del Delta Lloyd?

La diferencia son 15 años -bromea-. Sobre todo, hay un salto en experiencia. Con el Galicia Pescanova yo era el «niño» y sencillamente «me llevaban»; tenía unas ganas voraces de aprender todo lo que pudiera.

En ese equipo había grandísimos regatistas como Vila, de la Gandara o Altadill, y para mí fue una «aventura»; tenía todo por aprender y los mejores profesores que uno pudiera imaginar.

Ahora, a bordo del Delta Lloyd, soy yo el que lleva a los «niños» -ríe Chuny-. Pero estar comandando un equipo joven requiere experiencia. Hay que saber cómo tratar a la gente y aplicar todo lo que tú has aprendido.

Esta claro que la regata ha cambiado mucho en pocos años, pero para mí el Galicia Pescanova fue una experiencia buenísima, quizás la mejor que he tenido en esta regata.

De aquel equipo creo que mis mejores recuerdos recaen en la gente que formábamos el equipo y el buen ambiente que había; éramos todos españoles y estábamos todos muy unidos. Fue un proyecto precioso e irrepetible.

En esa edición, Jaime Arbones tenía 21 años y yo 23, éramos realmente jóvenes, pero Javier de la Gándara también se rodeó de mucha experiencia, como la de Jan Santana, Juan Zarauza, Tono Piris, etc… Javier nos dio una gran oportunidad.

En esta transición entre ambos equipos, mi puesto como Jefe de Guardia a bordo de otros barcos me está ayudando mucho. Sé lo que los chicos esperan de mí, las órdenes que pueden necesitar y cómo se pueden sentir.

En el Delta hay gente muy joven; el más joven del equipo, Morgan, tiene 23 años, lo mismo que yo cuando empecé en esta regata oceánica. Justo el día que llegábamos a Cochin fue su cumpleaños y le dí la rueda del barco para que cruzara la línea de llegada. Fue mi regalo de cumpleaños.

¿Cómo estás viviendo esta edición de la Volvo Ocean Race?

Nunca llegue a pensar que pudiera vivir esta regata como lo estoy haciendo. Es genial, aunque la verdad es que no descanso mucho cuando estamos navegando. Con los partes de posiciones cada tres horas estás constantemente abajo, con el navegante, chequeando los partes de meteo. La verdad es que comes y duermes poco, y lo haces de otra manera. Lo haces cuando las condiciones te lo permiten; es como regular la batería para cuando hace falta, para cuando las condiciones y el barco lo exigen.

Un armador privado para un equipo profesional en la VOR, ¿eso no es algo muy normal no?. ¿Te impone muchas cosas?

En mi equipo tenemos un armador privado, es la principal diferencia entre nosotros y el resto de equipos. Yo, personalmente, siento un gran respeto por Ger O’Bourke. Es alguien que ha apostado por este equipo; compró un Volvo Open 70 y financió la campaña hasta que llegaron los patrocinadores. Ahora, con el sponsor, la ayuda es mayor, aunque tenemos que encontrar el equilibrio para que los intereses de nuestro sponsor y sus expectativas a nivel mediático se cumplan, y que nuestro armador siga disfrutando del equipo y la competición.

Tenéis un equipo con un presupuesto corto, un barco de primera generación optimizado, no tenéis un guardarropa de primera… Pese a eso, te has defendido muy bien en la primera etapa. ¿Cómo se hace eso?

Hay cosas que no podemos cambiar. No somos un equipo que haya tenido la oportunidad de crear un programa de entrenamiento de dos barcos o un programa de estudio de velas, y tenemos que hacerlo lo mejor que podamos con las herramientas que tenemos. En la segunda etapa hemos tenido condiciones muy inestables por lo que pudimos meternos en la pelea; tuvimos suerte, pero la verdad es que la suerte está ahí para todos.

Lo bueno de este barco es que está completamente testeado, e igual no está tan avanzado como los otros, pero tampoco tenemos que probar estos avances. El único problema que veo es la fatiga del material. Pero los demás son los mejores equipos del mundo, habrá que ver qué posibilidades nos dejan y cómo jugamos nuestras cartas.

¿Cómo se gana una Volvo Ocean Race?

Antes de salir. Un año y medio antes. ¡Así de claro!

¿Cómo se pierde una Volvo?

Partiendo de que se ha tenido el año y medio ese antes para preparar, pues fallando en algo gordo: confundirse en el diseñador o en la gente que compone el equipo.

En la pasada edición la Volvo se perdía por no saber «quitar el pie del acelerador», con la segunda generación de Volvo Open 70 seguimos teniendo que saber cuándo desacelerar, pero con dos timones en vez de uno y los nuevos diseños y sistemas de la quilla, no influye tanto. Para mí sigue siendo algo a tener muy en cuenta; una de mis prioridades es no romper, porque es la única posibilidad de regatear, y procuro tener mucho cuidado en no romper nada.

¿Se puede saber qué tiene esta regata que te tiene enganchado?. ¿Tres participaciones no es más que suficiente?. ¿Has llegado a decir alguna vez eso de … «Nunca, nunca más volveré a hacer esta regata»?

Creo que nunca lo he dicho pero la famosa frase se me ha pasado muchas veces por la cabeza. Es una regata que engancha, es muy bonita y más ahora con la igualdad que hay, y con los partes de posiciones cada tres horas es mucha adrenalina la que surge.

¿Qué da miedo en una Volvo?

Siempre tienes miedo de que ocurra algo, que a alguien le pase algo o que el barco tenga problemas de difícil solución. Pero más que miedo lo que hay que hacer es poner mucha atención y poner los medios para que esas cosas no pasen. Antes, cuando bajábamos al Índico Sur durante tanto tiempo, era más peligroso.

De todas maneras, claro que se pasa miedo. Nadie te puede decir lo contrario. Así, a bote pronto, recuerdo un par de situaciones en la que pasamos miedo. El riesgo extremo se palpa a menudo; es algo que va con la regata.

En el Galicia Pescanova, con el agua a 4 grados, recuerdo una vez que Talpi dijo que el barco estaba deslaminado y teníamos que parar para no irnos abajo… lo pasamos mal. Ahora, siendo patrón, tengo más miedo pero por otro motivo: soy responsable de la seguridad no solo de mí, sino de la de todos los miembros del equipo.

Otra situación que recuerdo a bordo del Brasil fue pasando Cabo de Hornos, con 50 nudos y sin poder bajar la mayor; estuvimos al límite en demasiadas ocasiones, y gracias a Dios todo el mundo respondió muy bien y salimos de esa.

¿Por ahora cuál ha sido la mejor Volvo Ocean Race que has disputado?

Sin duda, la del Galicia-Pescanova 93, aunque todas han sido buenas para mí. De todas tengo muy buenos recuerdos, pero aquella fue especial sobre todo por el trato con la gente.

¿Estás cómodo navegando con extranjeros?

Si estoy cómodo, pero me hubiera gustado navegar con españoles y un equipo hecho por mí. Creo que en España hay gente que aquí no está y con la que podríamos estar navegando muy adelante.

¿Qué es lo que peor llevas de la Volvo?

Sin duda, estar tanto tiempo fuera de casa; echas de menos a la familia y a los niños

 

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