Hoy ha sido el gran día. En la despedida ha habido centenares de miles de personas en los diques del canal y en la explanada, centenares de barcos en el agua. Para los navegantes solitarios, salir de los pantalanes, dirigirse al campo de regatas y cruzar la línea de salida son momentos de tensión, cargados de emociones y de prioridades contradictorias.
Todo el mundo recuerda que Michel Desjoyeaux estuvo a punto de chocar contra el dique de Port Olona en el momento de soltar amarras. “La salida es una fase en la que puedes hacer tonterías, ponerte nervioso e hipotecar tu regata desde el primer momento”, comentaba Jérémie Beyou.
Hoy, pues, los veinte navegantes están concentrados en esa jornada especial. De todas formas, el ambiente es mucho más relajado que hace cuatro años por un motivo esencial: un tiempo relativamente clemente durante los primeros días de regata. Sin temporales a la vista, únicamente condiciones invernales clásicas en el golfo de Vizcaya con una salida ciñendo, con algunos chubascos, con un viento que irá rolando progresivamente a la derecha, a favor de los regatistas.
Una nota curiosa ha sido el alto porcentaje de salidas prematuras (25%) situación que ha propiciado situaciones algo complicadas y ha estropeado la»foto».
La última hora es que el Marck Guillemot, a bordo de su Safran, ha tenido que poner rumbo a puerto después de escuchar un fuerte crujido en su casco. El primer danmificado de esta edición ha sido el Imoca de Bertrand de Broc que antes de la salida ha colisionado contra una de sus neumáticas de apoyo. Se espera su incorporación en las próximas horas.
En la toma de posiciones de las 20 horas, el Macif de François Gabart lidera la flota con el español Bubi Sansó, en décima posición a tan solo 4 millas del líder.
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