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El Salón Náutico ya no está a la altura de Barcelona

23 noviembre 2016

Una vez terminada la edición número 55 del salón náutico de referencia en España, es el momento de decir basta. El Salón Náutico de Barcelona se merece un respeto por parte de sus organizadores que poco a poco han ido convirtiéndolo en una mediocre exposición de barcos.

Es hora de enterrar el dicho catalán «Barcelona és bona si la bossa sona» y trabajar por recuperar la hegemonía de un salón que es la imagen de náutica española fuera de sus fronteras.

Sin lugar a dudas la coyuntura económica que ha vivido España en los últimos años no ha ayudado en nada a que este “Boat Show” mantuviera la energía de antaño pero los buenos gestores se demuestran en los momentos difíciles. Cuando el dinero llama a dinero cualquier iniciativa se vuelve un éxito, aunque sea con un poco de maquillaje.

La suerte que está teniendo el Salón Náutico de Barcelona es que no ha habido, todavía, otra exposición náutica a nivel nacional que haya querido navegar fuera de su zona de confort, arriesgando verdaderamente en los planteamientos, porque si no, sin lugar a dudas, el trono de “referente” hubiera caído hace ya un lustro, por lo menos.

Barcelona Boat Show

El modelo de negocio de este salón náutico, que incluso puede ser rentable, está totalmente obsoleto y cansa ver, edición tras edición que es siempre lo mismo, con ínfimas variaciones conservadoras que recuerdan el modelo de ensayo y error, denotando que la búsqueda de la excelencia ya no existe en el seno de este evento náutico.

Ni si quiera ya el marketing y la comunicación pueden ya maquillar lo evidente. Barcelona, símbolo de impulso, transgresión y liderazgo no se merece tener un salón náutico como el que tiene ya que no lo representa en ninguno de los valores que esta ciudad representa.

Y esto que argumento, aunque es una opinión singular, no es única. En algunas conversaciones con amigos empresarios y colegas de sector acerca de este salón náutico, muchos de ellos terminaban argumentando que decidían asistir a Barcelona porque, pese a deficitario seguía siendo el mejor de los que hay en España.

Nota: Artículo publicado en el periódico ABC en Octubre 2016