Saltar al contenido

Anne Quéméré….con problemas; pero sigue

28 marzo 2011

grupo-navega13

Anne sigue su ruta por el océano sin perder el buen estado de animo, nos contaba que hace unos días se acomodaba  para proceder a la rutina previa al despegue del ala: los sacos neumáticos inflados, las 4 cuerdas fijas además de la quinta colocada por seguridad, el ancla flotante frenando que la embarcación vaya a la deriva… En suma, todo se desarrolla sin sorpresa alguna. Dejo entonces correr el ala sobre el agua a 30 metros delante de mí, trato de manejar el efecto del oleaje que la desequilibra haciéndola enrollarse sobre ella misma…Hasta allí toda va bien.

Y en el momento propicio, ¡hop! el ala despega y sube al zenit… Sonrío, está bien, la máquina está en marcha. Pero es entonces en el momento de darle su impulso, ¡zas! una de las cuerdas se rompe e incluso antes que tenga tiempo de reaccionar, la segunda cede a la tracción del ala que se movía como loca. Comienza entonces el baile infernal y las volteretas desordenadas y para terminar la caída violenta sobre el agua. No hay tiempo para reflexionar, empuño la quinta cuerda y mal que bien regreso todo a bordo… Todo, menos una cuerda que se queda atascada en el timón.

¡Es la cereza sobre el pastel, o más bien el piñon que se me queda atravesado en la garganta! No hay algo más fastidioso que una cuerda que se atasca en el timón o en la popa, porque la mejor manera de sacarla es por lo general cortándola. Las condiciones de mar no me permitían sumergirme en el agua, por lo que tuve que cortarla. Balance de la mañana: 3 cuerdas inutilizables y un saco neumático que parece dar señales de debilidad.

Necesité buen tiempo y mucha paciencia para desenredar las cuerdas enredadas en la cabina, pero quería poder recuperar la única sobreviviente a la hecatombe y aprovechar para guardar los 3 pedazos de las otras (una nunca sabe lo que puede necesitar, a bordo todo puede servir). Finalmente, todo volvió a estar en orden y las nuevas cuerdas en dyneema deberían resistir durante algunas semanas.
El viento parece querer estabilizarse alrededor de los 15/20 nudos, a medida que avanzo hacia el oeste, lo que es más bien una buena señal.

El nuevo contratiempo que se le presenta es la plaga de los cascos: los percebes.Estos pequeños organismos que a primera vista parecen tan inocentes, se pegan al casco de los barcos y luego tranquilamente proliferan, crecen hasta alcanzar un tamaño tan grande como el de un organismo mayor… Evidentemente, no se necesita mucho tiempo para que esta selva gigante de dedos termine por impedir el deslizamiento del barco y frene su avance. El único remedio entonces para deshacerse de ella: sumergirse debajo del casco y rascar como loco…Actividad que por el momento no me apetece hacer; pero tendré que hacerlo….. ya veremos a su debido tiempo.

Otros post anteriores de Anne