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Anne Quéméré y su larga odisea en el oceano

21 marzo 2011

el atunero de anne

El pasado 15 martes, Anne Quemere, nos cuenta; «no había tenido mucho viento y mientras estudiaba la carta geográfica en el interior de mi cabina, maldiciendo por las condiciones en las que navegaba, sin viento¸ escucho de pronto como el rugir de un motor en algún lugar a lo lejos.» «Salgo de mi cabina, observo el horizonte con una mirada rápida, convencida de no ver nada en particular cuando mis ojos se topan de golpe con un barco de pesca de silueta reconocible entre todas: un atunero.  Se dirige hacia mí, rápidamente puedo calcular que solo 2 o 3 millas nos separan.  Inmediatamente, tomo mi VHF, me conecto con el canal 16 y trato de entrar en contacto con el capitán de la nave en cuestión. ¡Qué alivio…! está vigilando, me responde, me ha visto». Preguntaba si necesitaba ayuda…él entabla la conversación.  Me cree en ruta hacia las Islas Galápagos. Me habría gustado mucho ver su cara cuando le dije que mi destino es hasta Tahití, sin escala y que estoy sola a bordo…

helicoptero

El siguiente dia nos dice que tuvo una extraña visita «veo a algunos metros del kiteboat, frente a mí, inmóvil encima del agua, un helicóptero!…Pero después de lo que me parecieron unos largos minutos, el aparato tomó altura antes de alejarse hacia el sur-este y sin que nadie se hubiese manifestado a bordo, ni con un gesto ni siquiera una palabra. ¡Sigo preguntándome lo que este helicóptero podía hacer allí, a muchas centenas de millas de las costas!

El sabado, la jornada de navegación prometía ser complicada, ya que un ala puede soportar la lluvia fina; pero el diluvio que me remojó de manera casi continua durante 24 horas, es otra cosa. Despues de una noche horrible que me dejo llena de moretones, por la mañana, las condiciones meteorológicas fueron más agradables y el viento le permitio avanzar hacia el oeste…

Ayer nos cuenta Anne que un fuerte oleaje del sur frena su avance y le impide continuar como lo desearía: el mar desde ayer está teñido de tonalidades azules muy oscuras, tendiendo a negro en algunos lugares. Mi embarcación baila de cresta de ola en cresta de ola a veces sin muchos miramientos. «Estoy convencida de que cualquier cosa que venga detrás de esta franja tan húmeda, habrá que enfrentarla…».

Seguiremos contandoós la odisea de Anne y sus peripecias en el océano en proximos post.

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